SONATINA - BRISAS DE ASTURIAS (Para Clarinete y Guitarra)
Brisas de Asturias, de Jonnathan El Barouki Luncz, es una sonatina para clarinete y guitarra de carácter evocador y danzante, profundamente inspirada en los paisajes naturales y los pueblos del Principado de Asturias. Aunque parte de un lenguaje tonal asentado en re menor, su atmósfera sonora está llena de modulaciones breves, giros modales y colores armónicos que enriquecen la obra y la conectan con una estética que combina elementos del Barroco con recursos contemporáneos. La introducción del propio compositor indica que cada idea melódica nace de un lugar asturiano distinto, y esa variedad geográfica parece reflejarse en la continua transformación del discurso musical.
La obra se estructura esencialmente en dos grandes momentos contrastantes. El primero, un Andante, funciona como un espacio contemplativo donde el clarinete desarrolla líneas largas y ondulantes que imitan la suavidad del viento, mientras la guitarra ofrece un sostén armónico basado en arpegios amplios y resonantes. Aunque la tonalidad real es re menor, el inicio en Fa mayor le otorga una luminosidad inicial que evoca un amanecer o un paisaje que se abre lentamente ante el oyente. La música fluye con serenidad, pero ya desde esta sección se perciben pequeñas desviaciones armónicas, notas cromáticas y modulaciones pasajeras que aportan matices de color y una sensación de movimiento constante.
El segundo gran bloque, el Allegretto, constituye el núcleo de la sonatina y representa su cara danzante y enérgica. Aquí el clarinete adopta un papel mucho más activo, con motivos rítmicos de tresillos, repeticiones insistentes y secuencias que generan una sensación de impulso casi perpetuo. La guitarra, por su parte, abandona los arpegios calmados del inicio y pasa a patrones rítmicos más directos, casi ostinati, que sirven de base firme para la actividad melódica del clarinete. Los acentos desplazados y las dinámicas cambiantes contribuyen a un ambiente vivo, vibrante, que recuerda a bailes folclóricos interiorizados y reinterpretados desde la escritura contemporánea. El estilo armónico, aunque sigue anclado en re menor, incorpora modulaciones breves a Fa mayor, Do mayor o Sol menor, además de intercambios modales hacia el modo dórico, lo que genera una paleta sonora variada y llena de brillo.
Brisas de Asturias se percibe como un recorrido musical por la geografía emocional de Asturias: sus paisajes abiertos, sus montes, sus pueblos, sus vientos suaves, y también su vitalidad festiva. Cada fragmento melódico funciona como una estampa sonora distinta, y la alternancia entre secciones serenas y danzantes da a la obra un carácter narrativo, casi como si contara un viaje. Es una pieza que destaca tanto por su capacidad evocadora como por la brillante interacción entre clarinete y guitarra, con un lenguaje accesible pero refinado, y una identidad muy marcada. El resultado final es una sonatina cálida, colorida y enérgica, capaz de transmitir una profunda sensación de movimiento, luz y paisaje.